El tiempo acompañó y se pudieron hacer todas las visitas previstas: la Almudaina, El Castell de Bellver, un tour con guía por toda la muralla, incluida la catedral y finalmente el aquarium.
A pesar de que el programa era muy denso, se disfrutó también de unas horas libres para pasear y comprar los productos típicos de la región, ensaimada y sobrasada.
En conjunto, un viaje fantástico que da fuerzas para encarar el invierno y anima a seguir participando de las actividades del grupo.
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