¿Orientación sin duda?

28/04/2023
Maria del Mar, Psicóloga

«Podemos ser, o sentirnos atraídos por, caballeros, dragones, princesas, un poco de todos, ninguno de ellos... Y ser libres de ofrecer rosas, libros, abrazos y besos.»

Venimos de una Diada importante, como es la de Sant Jordi. Como en todas las celebraciones, y más si tienen una proyección social, se remueven emociones: Desde quien anda entre nubes exaltando la prueba de su amor, a quien se refleja en un desierto de soledad.

Dejo aparte el tema del ”Amor Romántico”...¡Se podría hablar mucho!

Mis pensamientos navegan por la tradición, de cómo se ha incorporado un gesto de reconocimiento cariñoso hacia las mujeres importantes en la vida (¿quién no ha regalado en alguna ocasión una rosa a la madre?), y también un gesto de reconocimiento del valor de los libros y la lectura, del lenguaje. Un día dedicado al amor de las parejas, donde hace unos años la mecánica era totalmente de tipo CIS, heterosexual y normativa: chico-regala-rosa-a-chica, chica-regala-libro-a-chico. Este hacer, con el tiempo, ha ido cambiando y evolucionando de la mano con los cambios sociales. Me detengo a recordar escenas de este año y veo gestos voluntarios, decididos, de quien sea, como sea, ya quien quiera:

<<Soy un chico y te regalo un rosal, papá, ¡que sé que te encantan! Te quiero.>>

Las combinaciones se multiplican. Como seres sociales que somos tiene un peso significativo la afectividad, la necesidad de establecer vínculos, relaciones íntimas. Y si hablamos de “parejas”, aunque debemos reconocer que es en algunos entornos donde se expresan con mayor libertad, respeto y seguridad que en otros, hoy ya empieza a tener lugar para la diversidad y las diferentes orientaciones.

La sexualidad es una dimensión nuestra, propia, única. Dentro de ésta, una vez conozco mi identidad de género y sexual, y remarco: mía... ¿Hacia qué género siento atracción? Y paciencia porque las opciones no son sólo «los hombres» o «las mujeres», no... Profundizando en esta pregunta se puede abrir un abanico de posibles respuestas que es necesario ir explorando, ¡o no! Dependerá de cada persona.

Pienso en los tópicos que hemos heredado, en las reivindicaciones pasadas, en las actuales y en las que vendrán, en la gente que se cuestiona y asume con naturalidad, o con valentía, su orientación de género, en la que necesitaría ayuda y soporte para poder realizar un proceso de exploración, en la que mira a otro lado por miedo a las consecuencias de éste... Y es que el modelo basado en la heterosexualidad como opción exclusivamente saludable y aceptable, todavía pesa.

Condenar la diferencia, permitir la estigmatización de minorías, sea en la categoría que sea, priva a las personas de una mejor calidad de vida, realización y desarrollo personal. De esto hemos aprendido mucho durante los últimos años pero todavía quedan muchos muros por derribar, algunos externos y otros muy interiorizados.

No debe darnos miedo poner nombre a lo que sentimos, a lo que nos gusta, a lo que nos atrae, porque forma parte de nosotros. Es con el lenguaje que definimos, dibujamos, asignamos atributos y validamos nuestra identidad y autenticidad. Heterosexualidad, homosexualidad, bisexualidad, asexualidad..., una larga lista de distinciones porque también variados somos los individuos.

Podemos ser, o sentirnos atraídos por, caballeros, dragones, princesas, un poco de todos, ninguno de ellos... Y ser libres de ofrecer rosas, libros, abrazos y besos.