Comercialización

04/12/2023
Maria del Mar Flórez | Sexóloga

«...creo que lo que debía de inquietar a la alumna era evidenciar que incluso en lo tan íntimo como puede ser un masaje sensual, un baño de caricias eróticas, un rato de relación..., entren los euros de por medio .»

Hoy estas líneas nacen fruto de una charla en la UdG de acercamiento a la atención a la Sexualidad en el ámbito relativo a la discapacidad. Lo cierto es que constatar que quiénes serán los futuros educadores sociales ya se están formando con interés sobre esta importante (¡y tan desatendida!) dimensión personal ayuda a confiar en el proceso de revisión y actualización de los intereses de las personas que contarán con estos apoyos ! Sin embargo, es de agradecer que equipos de docentes lo hagan posible comprometiéndose con nuevas perspectivas.


Y como profesional, no sólo se ven reforzados los valores objetivos de la intervención en sí, sino que es siempre una experiencia que esconde la oportunidad de profundizar en criterios que pueden ser cuestionados por otras miradas. Cada pregunta puede ser un regalo; hubo una que me llevé a casa, y me la he estado repitiendo muchas veces.


Os sitúo: iba explicando propuestas de actuación, medios, recursos posibles (fuerza de pago) para trabajar, experimentar, vivir al fin y al cabo aspectos como la sensorialidad de la piel, el placer, el erotismo, la genitalidad..., propias o en relación con otra persona, otro cuerpo.


Una pregunta hecha con inseguridad y al mismo tiempo con mucha valentía que quizás no plasmaré de manera rigurosa pero sí intentando respetando su intención:
«Hay algo que me ronda y me inquieta... Me pregunto si no hay un punto de "comercialización" con las necesidades de estas personas...»


Una justa interpelación que nos remite a un sistema, una sociedad, injustos. Porque sí: a más necesidad de soportes más necesidad de servicios especializados. La solución a una ayuda técnica para poder deambular de forma autónoma, o crear una vivienda accesible suelen pasar por una costosa inversión; artículos necesarios para actividades de la vida diaria se obtienen a un precio superior a los utensilios estándar; a menudo se debe renunciar a la ayuda de profesionales necesarios cuando debe asumirse de manera privada...; y se podrían enunciar una muy larga retahíla de agravios al respecto.


Pero creo que lo que debía de inquietar a la alumna era evidenciar que incluso en lo tan íntimo como puede ser un masaje sensual, un baño de caricias eróticas, un rato de relación..., entren los euros de por medio.


El amor verdadero no se compra, pero el placer sí, aunque sea un placer como herramienta imprescindible para sentirse a sí mismo, para reconocer el propio cuerpo, por un derecho legítimo a vivirse de forma genuina... La falsedad puede radicar en la privación cuando ésta está validando una serie de tópicos establecidos por un entorno social que contempla minorías discriminando al resto bajo la bandera de la normalidad.


¿Por qué no encontramos «normal» que una persona decida pagar por un servicio consensuado con otra persona de forma voluntaria y responsable por ambas partes? Socialmente se cuestiona, se juzga y se reprueba. Sin embargo, miramos a otro lado, cuando por ejemplo sabemos de madres que en cierto modo se ven condicionadas a facilitar la masturbación de sus hijos. O cuando sabemos que se accede a opciones de riesgo.


Nos llenamos la boca con los Derechos de la persona, pero todavía nos cuesta abrirnos a acciones libres de prejuicios y seguimos sin contemplar la diversidad de los cuerpos, las condiciones vitales y la unicidad de cada persona. Formamos parte de una sociedad que sólo progresa en función de los cambios que promovemos sus componentes. El reconocimiento de la figura del Asistente Sexual (y éste será el tema del próximo escrito), por ejemplo, hace ya mucho tiempo que sigue en debate junto con la discusión de si debe ser subvencionable o no...


Mientras, la realidad es la que es: hoy en día tener una discapacidad sigue suponiendo estar en condiciones de desventaja respecto a muchos ámbitos, incluida la realización personal. Y sí: quizás en algunos casos hay afán de negocio, como en todas partes, pero lo innegable es que hay que contemplar el uso y contratación de bastantes servicios. El acceso a la experimentación sexual no queda exento.


No sé tu nombre, pero te doy las gracias por preguntar.

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